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lunes, 28 de diciembre de 2009
Recordando a un personaje singular: Jilo Reyes
Recordando a un personaje singular: “Jilo” Reyes
Estimado amigo: En casi todos los lugares, existen personas pintorescas, personas a quienes la vida, en su andar, les ha hecho poseedores de un ingenio singular, “Quijotes” sin armadura enfrentando gigantes, “Pitos Pérez” deambulando por la geografía michoacana, sabios sin diploma que obtienen su sabiduría de la universidad de la vida, aderezada siempre por los humos vacilantes y titilantes del alcohol.
Uno de esos personajes de mi pueblo, tuvo nombre y apellido; Fue real, vivió, trabajó, sufrió, formó una familia, sin duda la vida le retribuyó algunos placeres, que él siempre cambió por aquellos proporcionados por los vapores etílicos, y al final, como todos, rindió tributo a nuestra madre tierra.
Por lo tanto tendrá en éste pequeño espacio, una identidad real; tendrá descripción física tal como lo recuerdo, y la presente sirva como un recuerdo de algunas anécdotas de Don Gildardo Reyes Murillo, mas conocido como “Jilo” Reyes; De ninguna manera lleva la intención de denigrar su memoria, ni la de ninguna de las personas aquí mencionadas, ya que le contaré, tal como le conocí o me contaron aquellas gentes mayores que supieron de esas deliciosas anécdotas.
Era Don Gildardo Reyes, un vecino de mi pueblo, debió ver sus primeras luces allá por los inicios del siglo XX; Lo que relataré de su recuerdo, sería rondando ya sus buenos setenta años, ya que tal vez murió en la década de los 70's del mismo siglo.
Mas conocido como “Jilo”, era un personaje no muy agraciado físicamente según el concepto que la cultura occidental tiene de la belleza; Tenía su rostro cubierto por cicatrices de aquellas que dejaba la viruela, enfermedad que afortunadamente ya se considera erradicada, a su propio decir:
--“Estoy mas repicado que la misa mayor”--
Sus ojos tenían estrabismo, lo que en lenguaje común suele llamarse “bizcos”; su estatura era de algo así como 1.65 metros, delgado, usaba ropa muy humilde, y caminaba de un modo muy peculiar balanceando los brazos uno hacia adelante y el otro hacia atrás, contoneando la cintura y flexionando las piernas al caminar pero manteniendo la cabeza inmóvil, seguramente costumbre adquirida por sus largos años en que trabajó como tahonero, es decir, como panadero, pero de aquellos panaderos a la antigua, que con sus manos acariciaban la masa, la canela, la levadura, los huevos, el agua, la leche, el azúcar, dando forma a exquisitas piezas de pan que luego llevaban a “entregar” tanto a diversas tiendas de abarrotes, como también a las amas de casa, en frondosos “canastos” que se llevaban sobre la cabeza a manera de gigantesco sombrero y que sólo quienes lo han cargado saben que tienen que “balancear” el cuerpo para que no se les caiga el pan.
Usaba, cuando no cargaba el “canasto”, un sombrero de palma de ala plana; Hablaba muy curioso, con un ritmo melódico y cadencioso, el sólo escucharlo hablar causaba gracia; Así describe un servidor a “Jilo” Reyes, agréguele usted que como su trabajo era de noche, pues se le veía desvelado y casi siempre medio “mareado” por los alipuses que algún amigo le invitaba.
Recuerdo que yo le preguntaba:
--“Jilo” ¿Que se mueran los feos? -- (Estaba de moda la canción que dice “Que se mueran los feos”), a lo que él me respondía;
--“Si, que se mueran, pero que quedemos uno que otro” --
Cuentan también que en una ocasión lo vieron pasar por la calle Carranza rumbo a su casa en un estado de embriaguez más alto de “lo normal” ya que caminaba con visible falta de dirección y al día siguiente lo vuelven a ver por el mismo rumbo, pero ya mas mesurado en su andar, a lo que un vecino le dice: --¡Híjole “Jilo”, que borrachera llevabas ayer!-- a lo que “Jilo” le responde:
--Pero si a ésta (borrachera) que defectito me le pones?--
Por el mismo tenor, un amigo le cuestiona un día acerca del daño que ocasionaba a su salud al ingerir tanto alcohol:
--Oye Jilo, no debes tomar tanto, no vez que te dañas el hígado, los riñones y el estómago? -- y rápidamente Jilo le contesta:
--No te apures, total, si la arrachera me queda bien, no hay ningún problema--
Casi la mayor parte del tiempo, era de carácter afable y muy noble, sin embargo, como a todos los seres humanos, a veces tenemos algunos nubarrones que nos nublan el entendimiento.
En una de esas ocasiones, cuentan que llegó a la cantina de un señor que se llamaba Antonio, mas conocido como “Toño el del cine” (porque en las afueras de su cantina se exhibían las carteleras cinematográficas) y entró Jilo Reyes con la esperanza que alguien le invitara un trago, pero ninguno de los parroquianos le hizo “del cabal”, por lo que eleva la voz y recorriendo con la mirada a los presentes les dice:
--“Sospecho que puros ojet.... veo”--, lo que seguramente no le causó gracia a un parroquiano que se levantó y le propinó una bofetada a nuestro amigo Jilo, quien fue a dar con su humanidad al piso de madera del establecimiento.
Cuando pudo ponerse en pie y vio frente a si a aquel sujeto, rápidamente le dice:
-- “Creo que sospeché mal” -- con lo que se libró de una segunda paliza.
En una de esas raras ocasiones en que perdía el sentido del humor que le caracterizaba, cuentan que se dirigía con rumbo a su casa (Que estaba ubicada en un estrecho callejón, la calle “Nilo”, también llamado popularmente “El callejón de los panaderos”) y desde al tomar la calle Reforma, que es la calle de entrada para el mencionado callejón, nuestro amigo Jilo empezó a gritar:
--“Chin.... su madre todos los que viven en éste barrio”--
A medida que seguía caminando, volvía a levantar la voz:
--“Chin.... su madre todos los que viven en éste barrio”--
Lo cual llegó a oídos de un vecino de la calle Reforma, un señor “grande”, de edad, de respeto, y de tamaño, llamado Don Irineo Salceda, quien al escucharlo sale a la puerta de su casa, toma a Jilo por el cuello de la camisa, lo levanta en vilo y le propina dos bofetadas que lo hacen quedar sentado en la banqueta, tras lo cual, Don Irineo pasa a retirarse al interior de su casa.
Bueno, a los dos o tres días, se repite la situación, pasa Jilo con su consabida agresión al vecindario: --“Chin.... su madre todos los que viven en éste barrio”--
Camina diez, veinte metros y repite:
--“Chin.... su madre todos los que viven en éste barrio”--
Cuando ve que asoma Don Irineo Salceda a la puerta, y Jilo ni tardo ni perezoso, añade a su grito, cubriéndose con las manos de una posible agresión:
--“Menos Don Irineo Salceda”-- lo que seguramente le libró de volver a dar con sus huesos en la banqueta.
Las anteriores anécdotas son de las raras ocasiones en que perdía la compostura, ya que siempre era de carácter afable e ingenioso, amistoso, capaz de reírse de sí mismo, lo cual todos debiésemos hacer de vez en cuando.
En otra ocasión llegó a la tienda del Sr. Arnulfo Amézcua, persona de respeto y muy serio, quien vendía algo así como mercería, papelería, juguetería, reparaba aparatos eléctricos, en fin, era una mezcla de un poco de todo.
Llega nuestro amigo Jilo y observa unos carros de juguete que Don Arnulfo tenía colgados en exhibición y pregunta:
--Nufo, ¿cuanto vale ese cochecito de redilas?--
--Mira Jilo, vale ochenta pesos, pero llévalo en setenta y ocho--
--¿Y esa pistolita?--
--Esa vale veinticinco pesos--
--Muy bien, me los llevo--
Acto seguido, Arnulfo entrega a Jilo, lo pedido en un paquete que amarró cuidadosamente con “hilaza”:
--Por aquí tienes Jilo, son ciento tres pesos--
Jilo mete mano a su bolsillo y extrae dos billetes de cincuenta y uno de a veinte, se los entrega a “Nufo” y le dice:
--Quédate con el cambio--
Don Arnulfo se queda viendo el pago con incredulidad, ya que Jilo le estaba pagando con billetes de juguete, de aquellos que salían en los sobres y latas de “Choco Milk”, los llamados “Panchólares”
--Espera Jilo, estos billetes no sirven, son de juguete--
--Ah, si, y a poco el pin... carrito y la pistolita ¿No también son de juguete?--
Dicen que Don Arnulfo recogió su paquete, le devolvió su dinero a Jilo, y de aquel rostro siempre serio, surgió una mueca que pareció una sonrisa y abriendo el “cajón” del dinero, toma algunas monedas que le dio a Jilo --Toma Jilo, corre a tomarte un trago--
En la plaza principal, a un costado del mercado, había una cantina, (Sin mujeres) de un vecino llamado Octavio, y a quien popularmente conocían como “Tavio”; ahí se daban cita algunos parroquianos para entablar tremendas, analíticas e inteligentes charlas, de esas que sólo con el aliciente del alcohol suelen fluir fácilmente y nos permiten solucionar todos los problemas del mundo.
Bueno, pues “En torno de una mesa de cantina, alegremente departían tres alegres bohemios” cuando llega Jilo con la esperanza de que alguien le invitara algún trago.
--Oye prieto, ¿no me invitas un trago?--
--Mira Jilo, hazme favor de traer de la tienda de don David Fernández un queso para la botana, y cuando me lo traigas, te invito el trago--
La mencionada tienda, estaba situada a tan solo cuadra y media de la cantina, y además era atendida por su propietario, Don David Fernández, un señor de avanzada edad y de mucho respeto, quien siempre usaba un chaleco y que a pesar de sus años, mantenía el buen humor para tratar con los parroquianos.
--Si, yo te lo traigo--
Le dan dos pesos (de los de antes) y sale Jilo a cumplir con el encargo.
--David, David, dame por favor un queso--
--Muy bien, Jilo, aquí lo tienes, ¿Te lo envuelvo o te lo llevas rodando?--
--Así dámelo, me lo llevo rodando--
Jilo paga, le dan el vuelto y sale a llevar el queso, llega de nuevo a la cantina, lo entrega, igual el vuelto, y como “tratos son tratos”, le dan su buen “ralladito” de aguardiente.
Un poco mas tarde, y al calor del aguardiente, terminan con su queso y vuelven a repetir la escena de encargarle a Jilo otro queso, con la consabida recompensa al regresar con el pedido.
--David, David, dame por favor otro queso--
--Muy bien, Jilo, aquí lo tienes, ¿Te lo envuelvo o te lo llevas rodando?--
--Este por favor me lo envuelves, porque el otro queso hijo de la chin.... se me ponchó.
En otra ocasión, con otro personaje, Don Andrés Ruíz, dueño también de otra tienda de abarrotes donde vendían desde azúcar en terrón hasta longaniza por “cuartas”; desde petroleo hasta salvado, desde canela hasta aguardiente de membrillo; vendía también “sapolín”, que era la antigua pintura de esmalte o de aceite, la que almacenaban en unos botes de lámina tipo “alcoholeros” de veinte litros, y donde con un mango de escoba, agitaban de cuando en cuando para que permaneciera homogeneizada, es decir, que no hiciera “nata”, y de la cual había en todos los colores, siempre y cuando esos fueran ocre, rojo, verde oscuro y azul marino.
Don Andrés ya sabía de la astucia de Jilo para mortificarlo y birlarle el traguito, por lo que siempre estaba a la defensiva cuando éste llegaba a su tienda.
Un día comenzando la tarde llega Jilo:
--Andrés, Andrés, me vendes por favor un metro de pintura?--
Don Andrés se quedó cavilando sobre lo pedido y analizando que querría Jilo en ésta ocasión:
--¿Un metro Jilo? ¿De que color lo quieres?--
--Quiero de la roja--
Ya fue Don Andrés a agitar el bote de pintura, mientras una mordaz sonrisa se dibujaba en su rostro, quizá pensando:
--Ahora si me le voy a adelantar, ahora no se burlará él de mi sino yo de él--
Toma el palo con el que agitaba la pintura, se acerca al viejo mostrador de madera, donde tenía unas muescas que supuestamente servían de medida y vuelve a hacer la pregunta:
--¿Nomas un metro, Jilo?--
--Bueno, dame por favor un metro y medio--
Sacó el palo estilando con la pintura roja pedida, y comenzando por un extremo del mostrador, empieza a soltar sobre el mismo un delgado chorrito de la pintura, mismo que terminó al llegar el metro y medio pedido por Jilo. Sonriendo ahora si francamente, le dice Don Andrés:
--Por aquí tienes Jilo, es un peso con cincuenta centavos--
--Bueno Andrés, hazme el favor de envolverla porque me la voy a llevar--
Ya nadie me supo decir como le hizo Don Andrés para entregarle a Jilo su “mandado”.
Un grato y amable recuerdo para Don Gildardo Reyes Murillo, hombre de Purépero, de su tiempo, de carne y hueso, como usted, como yo.
miércoles, 2 de diciembre de 2009
Motes Artísticos
Estimado amigo: Creo que la música es un idioma verdaderamente universal, la vida misma puede compararse con una canción, y éstas nos sirven para contar y cantar nuestros gustos, nuestros pesares, nuestras inquietudes, nuestras alegrías, ahora se puede hasta insultar y maldecir con muchas de las actuales canciones.
Pero escuchen lo que la vida inspiró en nuestros compositores de antaño:
"Pon en mi triste vida una gota de amor
una gota del néctar de tus labios en flor
pon en mi vida paria la sombra de tus ojos
y deshoja las dalias de tus castos sonrojos"
o ésto otro:
"Yo quiero hacer de mi alma una canción divina
una canción que tenga alas de golondrina
para que sean sus notas hojas del sentimiento
que las arranque el viento y te las lleve a ti"
O esto otro:
"Tienes el perfume de un naranjo en flor,
El altivo porte de la majestad
Sabes de los filtros que hay en el amor
y eres el hechizo de la liviandad
la divina magia de un atardecer
y la maravilla de la inspiración
tienes en el ritmo de tu ser
todo el palpitar de una canción,
eres la razón de mi existir, Mujer"
Bueno, creo que nos damos cuenta de la gran calidad de los boleros mexicanos del ayer, pero en ésta ocasión me he dado a recopilar como curiosidad el mote artístico o cognomento que casi siempre llevaban muchos artistas y gente del medio.
Había un locutor en la XEW, la "Voz de la América Latina desde México", un locutor a quien apodaban "El Caballero del Micrófono" que era Don Pedro de Lille y quien acertadamente puso el mote a la mayoría de los artistas que a continuación mencionaremos. No es un compilado total; No están todos los que son, pero si son todos los que están, fueron también en su mayoría conocidos en nuestro país, espero que a Ud. mi amigo aficionado a la música el sólo nombre de éstos artistas o su "nombre de batalla", le traiga remembranzas gratas, como las que vienen a mi mente, oteando el horizonte desde los encinos de Urícuaro.
Nombre Artístico Mote Artístico
Agustín Lara--- El Flaco de Oro – El Músico Poeta – El Maestro
Alberto Beltrán---- El Negrito del Batey
Alejandro Rivera--- El Falsete de México
Alfonso Bruschetta--- El Cancionero del Secreto
Amalia Mendoza--- La Tariácuri
Ana María Fernández--- La Del Estilo Unico
Ana María González--- La Voz Luminosa de México
Angélica María--- La Novia de la Juventud
Antonio Badú--- El Emir de la Canción
Benny Moré---- El Bárbaro del Ritmo
Bienvenido Granda--- El Bigote que Canta
Blanca Rosa Gil--- La Muñequita que Canta
Carlos Crespo--- El Cantor de las Pasiones
Carmen del Real--- La Cancionera de los Ojos Verdes
Celia Cruz------ La Reina de la Salsa - La Guarachera de Cuba
Chela Campos--- La Dama del Bastón de Cristal
Chelo Flores--- La Flor que se Tornó Canción
Chelo Silva--- La Reina del Tex-Mex – La Reina del Bolero Ranchero
Chucho Martínez Gil--- El Cancionero triunfador
Dámaso Pérez Prado--- El Rey del Mambo - El Cara E' Foca
Daniel Santos--- El Inquieto Anacobero - El Jefe
David Záizar --- El Falsete de Oro de México
Dora Luz ----- La Novia del Pato Donald
Dora María --- La Chaparrita de Oro
Elena Burke --- La Señora Sentimiento
Elvira Ríos--- La Voz de Humo – La Emocional
Emilio Gálvez--- El Indio Grande de la Canción
Emilio Tuero--- El Barítono de Argel
Enriqueta Jiménez (Queta)---La Prieta Linda
Esmeralda---- La Versátil
Eulalio González--- El Piporro
Felipe Gil--- El Charro
Felipe Pirela --- El Bolerista de América
Felipe Rodríguez --- La Voz
Fernando Albuerne --- La Voz Mas Linda De Cuba
Genaro Salinas--- El Tenor de la Voz de Oro
Gilberto Valenzuela--- El Sahuaripa
Guty Cárdenas--- El Ruiseñor Yucateco
Ignacio Fernández Esperón--- Tata Nacho
Ignacio Villa--- Bola de Nieve
Javier Solís--- El Rey del Bolero Ranchero - El Inmortal
Jorge Negrete--- El Charro Cantor
José Angel Espinoza--- Ferrusquilla
José Antonio Zorrilla--- Monís
José José--- El Príncipe de la Canción
José Luis Rodríguez --- El Puma
Juan Arvizu--- El Tenor de la Voz de Seda
Juan Mendoza--- El Tariácuri
Juan Pulido--- El Emperador de la Canción Popular
Las Hermanas Hernández--- Las Alondras Laguneras
Las Hermanas Aguila--- El Mejor Dueto de América
Las Hermanas Lima--- Las Atlixqueñas
Leo Marini--- El Cantante de la Dicción Perfecta - La Voz que Acaricia
Leticia Julián--- La Voz de Fuego
Libertad Lamarque--- La Novia de América
Los Hermanos Martínez Gil--- La Tradición Romántica de México
Lucha María Bautista--- La Cancionera de los Ojos Verdes
Luis Aguilar--- El Gallo Giro
Luis G. Roldán--- El Cancionero Anónimo – El Cancionero Romántico
Luis P. Saldaña--- El Cancionero de Ensueño
Luis Pérez Meza--- El Pecho de Oro de Sinaloa - La Voz Del Campo
Lupita Alday--- La Cancionera de la Voz que Enamora
Lupita Cabrera--- La Voz Dulcemente Triste
Lydia Fernández--- La Cancionera de México
Lydia Mendoza--- La Cancionera de los Pobres – La Alondra de la Frontera
Manolita Arreola--- La Versátil
Manuel Alvarez Rentería--- Maciste
Manuel López Barbeyto--- El Cubano
Marco Antonio Muñiz--- El Lujo de México – El Embajador del Romanticismo
Margarita Romero--- La Mejor Intérprete de Rafael Hernández
María Antonieta Pons--- La Bomba Antillana
María de Jesús Vázquez--- La Chola
María de Los Angeles Loya---La Consentida
María de Lourdes--- La Embajadora de la Canción Ranchera
María Enriqueta--- La Venus Morena de la Canción
María Félix--- La Doña
María Victoria----- La Estatua de Carne
María Luisa Landín--- La Voz que Brota del Alma - La Voz del Alma - Su Majestad - La Reina del Bolero Cabaretero - La Voz que llega al corazón
Marilú--- La Muñequita que Canta
Mario Ruíz Armengol--- Mister Armonía
Martha Zeller--- La Novia de la Radio
Maruca Pérez--- La Mocosita
Matilde Sánchez--- La Torcacita
Miguelito Valdés--- Mister Babalú
Nestor Mesta Chayres--- El Gitano de México
Nicolás Urcelay--- El Caruso del Mayab
Noe Fajardo--- El Hombre Orquesta
Ñico Membiela--- El Bolerista de Siempre
Pablo Beltrán Ruíz--- El Millonario
Pastor Cervera--- El Ultimo Bohemio
Paulina Alvarez--- La Emperatríz del Danzonete
Pedro de Lille--- El Caballero del Micrófono - El Príncipe Azul
Pedro Infante--- El Carpintero de Guamuchil
Pedro Vargas--- El Samurai de la Canción – El Tenor Continental - El Tenor de Las Américas
Pepe Agüeros--- El Pianista de Las Estrellas
Pepe Guízar--- El Pintor Musical de México
Pepe Jara--- El Trovador Solitario
Pilar Arcos--- La Reina del Cuplé
Rafael Hernández Marín--- El Jibarito
Ramón Armengod--- El Chansonier de Moda
Raulito--- El Cartero del Aire
Rebeca--- La Ultima Intérprete de Agustín Lara
René Cabel --- El Tenor Continental
Rita Montaner--- La Más Criolla de las Cantantes Y La Mas Cantante de Las Criollas
Roberto Ledesma --- El As de Corazones
Rolando Laserie--- El Guapachoso de la Canción
Rosa María Alam--- La Voz Cálida
Saúl Martínez--- El Trovador del Recuerdo
Sonia López--- La Chamaca de la Voz de Oro
Toña 'La Negra'--- La Sensación Jarocha - La Peregrino
Vicente Bergman--- El Tenor de los Madrigales - El Tenor Sentimental
Vicente Fernández--- El Charro de Huentitán
Vicentico Valdés--- La Voz Elástica de Cuba
Victor Iturbe--- El Pirulí
Virginia López --- La Voz de la Ternura
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