Reflexiones a mi hijo Luis

Estimados amigos, ahora tan sólo transcribiré algo que hace poco escribí como un legado de consejos para mi hijo Luis, consejos que tal vez algún otro padre puede expresar algo similar a sus hijos, vaya pues el presente con dedicatoria extendida para todos los hijos del mundo, aunque la haya hecho como ya dije, para mi hijo Luis, espero su comprensión y agradezco la tolerancia que tienen con éstos apuntes.

Consejos a mi hijo Luis.

Acepta con agrado los consejos, más si te los dá tu padre,

siempre llevan la intención de librarte de fracasos, penurias y desencantos.

Siempre yo tuve en mi vida, ejemplo recto a seguir,

pues mis padres fueron guías en tiempos buenos y malos.

Sin necesidad de oir consejos, me los daban con sus hechos,

me los reprendían severamente si yo actuaba diferente.

Y mi padre sin escuela, se esforzó por que la tuvieran,

los hijos que Dios le dió, hasta que ellos quisieron.

Y asi sin tener escuela, y ser por orgullo chivero, aprendió que por la vida,

debemos caminar derecho, siempre respetando gentes , precavidamente siendo.

No necesitó gran ciencia para entender lo anterior y de ello me enseñó

que gran gracia es el respeto, que si yo lo doy primero,

derecho tengo a exigir se me trate en igual forma y que además es gran cosa

levantar muy bien la cara y deambular por el mundo sin pendientes en la espalda.

Sin duda no aprendió ciencias, ni fórmulas magistrales, ni de citas literarias

que nunca le estorbarían, pero aprendió sin embargo cosas buenas en su vida.

De mi madre le aprendí, que el trabajo dignifica, que el servir a los demás,

es gracia que Dios nos manda y también de la constancia y el respeto a los demás.

Ambos pues, me han heredado lo mas grande de la vida,

la enseñanza del respeto, tanto al pobre campesino, como al rico potentado,

ya que somos siempre iguales, lo diferente es la hacienda.

No esperes de los demás, que te ayuden con tu carga, mas bien intenta siempre,

terminar con tu tarea y apoyar a los que demoran en completar sus afanes,

ya que siempre Dios bendice, a sus hijos afanosos.

Y teniendo los pilares de tan firmes enseñanzas, el fallo no es eludible,

falla el bueno, falla el justo, falla pues el ser humano;

Dios no nos lo reprocha, pues de barro así nos hizo,

antes bien nos hace fuertes, y nos enseña caminos,

y nos permite elegir, aquel por el cual vayamos,

por eso son mis fallas tantas, pero no por ello muero,

ya que mi Dios es tan bueno, que al final descansaremos.

Confía pues en Dios total y completamente y no necesitarás nada.

Sólo algo se le compara: la confianza en nuestra Madre.

Tu también cometerás faltas, desaciertos y errores,

ojalá que los observes para que siempre mejores

y por lo mismo si en otros mismas o mayores faltas has llegado a enumerar,

se discreto, nunca los digas, nunca digas de los demás nada malo en ningún lado,

y si algo bueno conoces, a los cuatro vientos habla con sinceridad.

Siempre la amistad cultiva, pues como todas las cosas,

necesita de cuidados y crecerá sólidamente,

está pues presto a apoyar siempre a los buenos amigos,

sin esperar nunca jamás, que las gracias te darán,

hazlo sólo por afán, de servir a los demás.

Para el final te aconsejo, dos cosas ya mencionadas,

Dios primero, y siempre te acompañará por tu sino,

siempre por donde andes, siempre adelante contigo,

siempre andará por tu vera, siempre dándote el camino,

camino que tu andarás siempre confiando contigo;

en las tristes situaciones, en que te pondrá el destino,

nunca te olvides de Dios, pues lo que siempre El nos manda,

no son pruebas ni caprichos, tan sólo son ejercicios, que fortalecen el alma,

y agradece que así sea, pues eso templa el acero;

y si gozos también tienes, siempre recuerda de nuevo,

agradece nuevamente que siempre estará contigo.

Y tu Madre, hijo mio, respétala mientras vivas, hónrala por donde andes,

venérala con el alma, que aunque tu nunca lo entiendas,

mismo Dios te la ha mandado y es mismo Dios que asi lo ha dispuesto,

que su amor sea lo mas bello que tu tengas en la vida,

y que por ti siempre ha visto en todas las circunstancias,

unas buenas, otras malas, otras tal vez muy amargas,

pero dale su recompensa, tan sólo con tu cariño,

que verte bien es su logro y saberte triste su mayor pena.

Alegrate pues hijo mío, que tu viniste a esta tierra,

con gran misión por delante, estás vivo, estás fuerte,

tienes contigo a tu lado, a tu MADRE y a DIOS mismo,

anda pues siempre adelante, y en las pruebas del destino,

nunca vuelvas la cabeza, ni reniegues de tu sino,

haz un alto en el camino, para proseguir de nuevo.